by Kate Legge
Puede parecer una disciplina difícil, misteriosa, o incluso desconocida, pero los musicoterapeutas en el país y el mundo trabajan a diario para educar e informar sobre el campo de la musicoterapia. Nos esforzamos por educar acerca del trabajo que hacemos, así como sobre dónde, cómo y por qué se hace.
La música siempre ha desempeñado un papel importante en las culturas del mundo, más allá de ser una fuente de entretenimiento, pero la musicoterapia como profesión es algo relativamente nuevo en comparación. Las raíces se remontan a las guerras mundiales, cuando músicos aficionados y profesionales ofrecieron su tiempo y talento para tocar en los hospitales de veteranos para los heridos -emocional y físicamente-en el periodo subsiguiente. Las respuestas observadas llevaron a los médicos y enfermeras a buscar el empleo de músicos en los hospitales. Pronto, un programa estructurado fue llamado (se hizo necesario) con el fin de preparar a los músicos antes de comenzar a trabajar, y en 1944 se creó el primer programa de estudios de terapia musical en Michigan State University. La asociación nacional que rige la profesión-la Asociación Americana de Musicoterapia- se formó en 1998, como una fusión de la Asociación Nacional de Musicoterapia y la Asociación Americana de Musicoterapia. En 1983, la Junta de Certificación de Terapeutas Musicales (Certification Board for Music Therapists) se reunió para desarrollar estándares nacionales de certificación.
Las personas que deseen ejercer profesionalmente en el campo de la terapia de la música avanzan en su educación y formación gracias a un programa universitario, con el que obtienen una licenciatura, seguido por una pasantía y, finalmente, pueden ser elegibles para rendir el examen de certificación de la junta. Aquellos que han completado estudios universitarios en un campo principal distinto a la musicoterapia pueden optar por completar un programa de equivalencia de terapia musical, que incluye los cursos requeridos, pero no conduce necesariamente a la obtención de un segundo título universitario. Sin embargo deben realizar también la pasantía y obtener su certificación. Más información sobre la carrera de terapeuta musical se puede encontrar aquí.
Hoy en día, los musicoterapeutas trabajan en una amplia variedad de entornos, con una diversidad igualmente amplia de pacientes. Los ámbitos de trabajo incluyen: hospitales, escuelas, prácticas privadas, instalaciones comunitarias, centros para personas mayores, instituciones para el cuidado de ancianos y centros de rehabilitación, madres en trabajo de parto, bebés de padres de edad avanzada, discapacidad física o con problemas de desarrollo, y condiciones relacionadas con el envejecimiento (por ejemplo: la enfermedad de Alzheimer), enfermedades neurológicas y abuso de sustancias. Dentro de su campo de trabajo, los musicoterapeutas también pueden tener la oportunidad de proporcionar un tratamiento que se complementa con otras disciplinas terapéuticas, incluidas las terapias de arte, ocupacional, física o del habla / lenguaje.
Como se describe en la sección anterior sobre la historia de la profesión, los músicos que ofrecieron su tiempo en los hospitales de veteranos ayudaron a los pacientes a obtener cambios notables y positivos tanto en el aspecto físico como en el emocional. Además de promover la rehabilitación física y ayudar a expresar las emociones, la musicoterapia también puede ser utilizada para aliviar el dolor, facilitar o fortalecer la comunicación, la enseñanza de las habilidades cognitivas, o mantener la calidad de vida. Cuando los terapeutas musicales trabajan con sus pacientes, utilizan específicamente intervenciones individualizadas, basadas en la música, para ayudar en el desarrollo de áreas no musicales, incluyendo las habilidades cognitivas, sociales, o el funcionamiento emocional, comunicación, conducta o habilidades físicas.
Considere este escenario (abreviado):
"A" es un niño de cinco años de edad que tiene un diagnóstico educativo de autismo. Cuatro días a la semana asiste a un programa preescolar para niños con y sin discapacidades. Sus maestros indican que no ha hecho suficiente progreso en muchas de las metas incluidas en su plan educativo individualizado, especialmente aquellas del ámbito social. Se solicitó la realización de una evaluación de musicoterapia por el musicoterapeuta contratado, ya que han observado que "A" disfruta de la música y juguetes musicales, además de que presta mayor atención a las tareas cuando hay música. Durante el proceso de evaluación de terapia musical el terapeuta compara las respuestas de "A" a los mismos objetivos (respondiendo a los saludos y despedidas, tomando turnos con sus compañeros, a la espera adecuada para su turno, atendiendo a las tareas hasta su finalización), dentro de un entorno que no sea musical y dentro de un entorno en el cual canciones y actividades musicales se utilizan para facilitar dichos objetivos. Se observó que realizó las tareas requiriendo menos asistencia, y asistió a las actividades con mayor independencia y por períodos de tiempo más largos duranten la porción de la evaluación que utilizó actividades musicales. Completado el proceso de evaluación, y trabajando junto con el equipo a cargo del caso de "A", se añadieron los servicios de terapia musical y el terapeuta musical comenzó a trabajar con "A" una vez a la semana. Durante este tiempo, el terapeuta prestó servicios individuales así como en pequeños grupos. A modo de ejemplo, trabajó con "A" para enseñarle habilidades que se usan para compartir y tomar turnos con sus compañeros, a través del uso de canciones individualizadas y actividades con instrumentos, y también con la ayuda de sus compañeros de clase como modelos positivos. Varias canciones fueron repetidas a lo largo de las sesiones, con un marco similar, como pedir a cada individuo tocar el tambor, detenerse y luego pasar a otro compañero. Después de tres meses de sesiones, "A" había progresado hasta poder compartir un instrumento con otros dos niños, durante un máximo de dos turnos cada uno, entregando, aceptando y esperando sus turnos independientemente. Antes de las intervenciones de la terapia musical, "A" hubiera expresado conductas negativas cuando se le pedía ceder el turno en el uso de un objeto preferido a otro compañero. Estas conductas incluían gritar, llorar, o arrancar el objeto. Los maestros de “A” que usan las canciones de musicoterapia de “A’ en el aula a través de grabaciones realizadas por el musicoterapeuta comentaron que también se observó una mayor independencia en las actividades de clase estructuradas.
En este ejemplo, hemos visto cómo un terapeuta musical puede usar la música para ayudar a un paciente a lograr un objetivo que no es de naturaleza inherentemente musical. Sin embargo, dando instrucciones a través de la música, esta habilidad fue capaz de mantenerse y traducirse en una situación normal y cotidiana. Durante todo el proceso de la terapia, los terapeutas musicales evalúan a los clientes, ayudan en la recomendación y elaboración de los objetivos, ofrecen técnicas de tratamiento para alcanzar dichos objetivos, con la música, como la modalidad para administrar el tratamiento, y documentan la respuestas de los pacientes a la terapia.
En este artículo hemos visto cómo el campo de la terapia musical ha evolucionado hasta el presente y como continuará evolucionando en el futuro... esperemos que con menos misterio y mayor conocimiento.